El pueblo costero de Marstal, al sur del país, es conocido por sus aguerridos y expertos marineros. Empecinados en conquistar los mares y dejar que el viento los arrastre lejos de su lugar de origen, son hombres acostumbrados a luchar, no sólo contra el mar, sino contra otros hombres y otras naciones, a lidiar con las mujeres que aman y, sobre todo, con sus propias y más oscuras ambiciones. Desde las desnudas rocas de Terranova hasta las exuberantes plantaciones de Samoa, de las tabernas de Tasmania a la costa del norte de Rusia, ésta es la apasionante historia de varias generaciones de Marstal.