La historia da comienzo con el capítulo de su infancia, donde Pamuk nos habla sobre su excéntrica familia y su vida en un polvoriento apartamento en el centro de la ciudad. Viejos y hermosos edificios en ruinas, estatuas valiosas y mutantes, villas fantasmagóricas y callejuelas secretas donde, por encima de todo, destaca el terapéutico Bósforo, que en la memoria del narrador es vida, salud y felicidad.