Egipto, siglo III. Glauka, una bellísima mujer que no recuerda que nació sirena y rechazó su inmortalidad para disfrutar de los placeres humanos, recorre un imperio en decadencia hasta llegar a Alejandría, donde dos hombres compartirán su destino: Krito, el Filósofo, poseedor del don de la palabra; y Ahram, el Navegante, un ambicioso hombre de negocios.