A uno de los pueblos prácticamente vacíos y en ruinas de Castilla llega un grupo de jóvenes de un partido político a hacer campaña electoral. Les recibe Cayo, uno de los dos vecinos que quedan en el pueblo. Su hablar reposado choca con el lenguaje crudo y desenfocado de los jóvenes, cultos a veces pero inconscientes o ignorantes otras. Ambos son el reflejo de dos culturas que se ignoran.