Dos historias paralelas. En la primera, el narrador, anónimo, se ve privado de su sombra, de sus recuerdos, y compelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas. En la segunda, el narrador, cuyo nombre también se desconoce, es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución paragubernamental.