Ramón Boldú cambia el foco, y de su habitual mirada autobiográfica pasa a centrarse en la historia de Alan, un chico transgénero fan de Batman -era conocido como Bat Alan- que, con 17 años de edad y tras sufrir serios problemas de bullying en la escuela, acabó suicidándose.
Boldú arroja luz sobre una tragedia con una nada disimulada vocación de concienciación: servir de ayuda para evitar que se les haga la vida imposible a las personas diferentes hasta tal punto que los agredidos tomen el desesperado camino de quitarse la vida.