Las tres obras reunidas en Martes de carnaval completan, junto con Luces de bohemia, el teatro esperpéntico de Valle-Inclán. La popularidad de esta última ha desplazado, injustamente, el interés de Martes de carnaval. En esta trilogía, Valle-Inclán sitúa ante el espejo cóncavo el militarismo hispánico, para devolvernos su imagen deformada y grotesca.