Un padre se aferra a sus rutinas y aficiones, como cuidar los peces, para sobrellevar el trastorno de una hija hospitalizada e inválida; un matrimonio acaba fastidiado por el hostigamiento de los fanáticos contra un vecino, espera y desea que este se vaya de una vez; un joven recuerda a su compañero de juegos, que luego lo será de atentados; una mujer resiste cuanto puede los asedios y amenazas para no marcharse... Los peces de la amargura recoge fragmentos de vidas en las que, sin dramatismo aparente, asoma la emoción y con ella, la denuncia y el homenaje.