El Guzmán de Alfarache es al mismo tiempo un divertido y apasionante "libro de aventuras", una riquísima "novela psicológica" -la primera de la tradición realista-, un punzante alegato social e intelectual, y un prodigio de la creatividad lingüística. En el siglo XVII fue incluso más difundido y estimado que el Quijote, y posteriormente contribuyó tanto como él a la consolidación de la narrativa moderna. La edición, ya clásica, de Francisco Rico (que se publica ahora cuidadosamente revisada, aumentada y puesta al día) permite apreciar en todas sus dimensiones que el Guzmán es la obra maestra de la picaresca española y europea.