En una ciudad italiana, Crispín simula ser criado de su compinche Leandro, a quien presenta como gran señor, gracias a lo cual consiguen una serie de préstamos. Aprovechando hábilmente este dinero, los dos pícaros crean una red de vínculos con los que pretenden conseguir un objetivo más ambicioso. Cuando Leandro, en un arranque de sinceridad, quiere descubrir la farsa, Crispín le contestará: «Hemos creado muchos intereses y es interés de todos salvarnos». Los intereses creados es una crítica amable a la hipocresía y las falsas apariencias.