¡Bienvenidos al sórdido mundo de los psicoterapeutas! ¡Que corra el prozac!
Losa anda tan desquiciada que incluso Buddy le pide que vaya a visitar a un loquero...¡pero es que la medicación le da gases!
Buddy retoma contacto con un viejo compañero de la escuela... ¡sólo para descubrir que ahora es policía y le gusta la música country!
La situación degenerará hasta tal punto que el propio Buddy Bradley se verá prácticamente obligado a ejercer de detective. ¿Conseguirá nuestro idolatrado perdedor averiguar qué está pasando con su novia y con su vida?
¡Descúbrelo tú a través de este décimo volumen de
Odio, a todo color y en formato yanqui!