La figura del doctor Fausto, personaje legendario que vende su alma al demonio a cambio del disfrute de la vida mediante el logro de todos los impulsos de la voluntad, la búsqueda de lo absoluto y de la plenitud vital convierte al personaje en un prototipo del espíritu siempre insatisfecho del hombre romántico y en un símbolo del destino de la humanidad. Desesperado y desengañado por el intelecto, el protagonista proclama la acción como principio del mundo, más todas las formas de la acción contienen un destino de error (y dolor) inevitable: el que lleva aparejado toda elección.